6.1.11

Arisdelsy Poussin se dirigía a su primer día de clases en la universidad Fastway. La chica acaba de ser acreedora de un Toyota Auris negro – sólo cómprame un coche hibrido – (obsesionada por la ecología le había pedido a su padre aquel coche.)
Solo había un lugar para estacionar aquel coche, con sumo cuidado aparcó su adquisición. Tomo la mochila y con un suspiro salió del coche.
-¿Perdona? – le dijo a un chico alto y rubio - ¿la clase de Bioquímica?
-¿Eres nueva? – la chica bajo sus gafas de sol y le fulmino con aquellos ojazos verdes
– sí, soy tonto – sonrió – bueno… yo te puedo acompañar asta allí ¿de acuerdo?
-Genial, pido instrucciones y recibo un paseo turista… Jajá está bien, por cierto soy Arisdelsy pero me puedes llamar “Aris”
-Mucho gusto Aris… yo soy Leonardo pero puedes llamarme Leo – ambos se estrecharon las manos y emprendieron la marcha.
La universidad era grandísima, la fachada era de color blanco perla, con ventanales divididos por acero.
El interior del edificio daba un ambiente serio. Las paredes y suelos eran de madera pura – solo que en distintas tonalidades – con conjuntos de pinturas y retratos famosos.
-Mira, pregúntale a esa señora por tu horario – frente a ellos había una puerta hecha de vidrio con una barra de aluminio atravesándola, detrás había una señora de cabello rizado y corpulenta.
-Está bien… gracias – La chica se rasco la cabellera pelirroja - ¿Te veré después?
El chico ya se iba
 – Claro… yo soy el consejero estudiantil, así que si tenéis un problema, avisamé – la pelirroja asintió.
Con paso apresurado llego con la obesa la cual le dio santo y seña de sus clases. La chica se limito a dar las gracias.
Aris vestía una minifalda de mezclilla azul deslavado con una blusa entallada de tirantes. El cabello suelto le llegaba un poco más arriba de la cintura.
-¡Mierda! – exclamo con gran furia al ver que habían rayado su coche
– me las van a pagar – con las manos echas un puño y las quijadas apretadas, observaba aquel daño. De pronto observo un encendedor tirado junto a una llanta de su coche
– No saben en la que se han metido.
-Tú no sabes en lo que te metiste – intervino una vocecilla – Liz… ella le hizo eso a tu coche, ¿es que acaso estás loca? Ese es su lugar y nadie puede estacionarse en el – dijo la chica de cabello negro y de cara parecida a la de un ratón.
-La verdad es que yo no veo ningún letrero que diga “exclusivo” – respondió con furia.
-Pero lo es… Liz es la más popular de la universidad… si ella quiere te pueden expulsar
 Arisdelsy bufo.
-Ya veremos quién es más brava – Arisdelsy tomo el encendedor y lo hizo pedazos con sus Converses
- ¿Cuál es su coche?
-Aquel – la pequeña apuntó un Dodge Challenger.
-El que ríe al último ríe mejor – la chica abrió una de las puertas traseras de su auto y tomo una pintura que antiguamente había utilizado para grafitear las oficinas de unos ingenieros dispuestos a deforestar todo un bosque.
Georgina observo aquello horrorizada.Esto se va a poner feo .-pensó
-¿Qué haces? ¿Estás loca? – Arisdelsy tomo la pintura y comenzó a batirla. Después le dedico una sonrisa de satisfacción a la desconocida.
-Un pequeño dibujito no le hará daño a nadie – la pintura spray dieron formas de garabatos en aquel deportivo – y por ultimo… la firma – con letras grandes pinto su nombre.

5.1.11

Elisabeth Brooks salió de casa aquella mañana de octubre con la cabeza alta y la mirada al frente, llevaba una carpeta en la mano y las llaves de su Dodge Challenger recién estrenado en la otra.
Apretó el botón de apertura en dichas llaves y mientras el sonido del coche atravesaba sus oídos,se agachó para ajustar una de las hebillas de sus zapatos de tacón.
Un coche apretó su bocina desde el otro lado de la acera.

-¡Guapaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! –Dijo una voz masculina que fue desapareciendo en la distancia dentro de aquel vehículo.

Elisabeth se incorporó, se atusó el pelo e hizo unas cuantas pompas con su chicle de fresa, después se ajustó los shorts vaqueros que llevaba puestos y abrió la puerta de su nuevo coche, se sentó y depositó la carpeta en el asiento del copiloto antes de sacar un paquete de tabaco de la guantera y dejarlo al lado.
Pisó el acelerador, para iniciar su habitual camino a la universidad de Fastway, donde estudiaba por segundo año consecutivo y puso la radio a todo volumen. No cantó, nunca cantaba.
Condujo durante cinco minutos y se dirigió al aparcamiento, justo antes de observar que su sitio habitual, en el que dejaba el coche siempre y todo el mundo respetaba, hoy, ya estaba ocupado.

Buscó un sitio cercano a ese y se bajó del coche dando un portazo de rabia, escupió el chicle al suelo y sacó un cigarrillo, lo encendió y se lo llevó a la boca mientas estaba apoyada en su Dodge , esperando al propietario usurpador de su plaza de parking.

Saludó a cuatro chicos con la cabeza y a diez chicas con la mano hasta que, harta de esperar se dirigió hacía aquel coche negro para examinarlo, pasó la mano por el capó y examinó sus neumáticos. A pesar de que aquel coche no le sonaba de nada, ésa era su plaza, y por lo tanto, la pertenecía.

Asique, sacó las llaves de su coche del bolsillo y las pasó por la puerta del conductor, arañando profundamente la chapa. Sonrió,se sentía bien.

Guardo las llaves de nuevo en su bolsillo y puso más fuerza de la habitual en sus pisadas, para hacer notar aún más sus zapatos de tacón, dio una última calada a su Wiston y lo tiró todavía encendido junto a la rueda del coche que había rayado.

Daniel la vio y se acercó a ella
-Eres una chica mala-la dijo
-Sé que te encanta-Le recordó ella antes de besar sus labios rápidamente



-Lo reconozco…
Y entonces Daniel depositó una mano en el trasero de su “chica mala” y ambos se dirigieron a sus clases con la sonrisa puesta y el cuello estirado, dispuestos a seguir siendo, como cada año La fabulosa pareja que eran ante los ojos de la universidad Fastway